Posts Tagged 'leones'

Las fotos de… César (III)

img_5904Preciosa foto de Iván con un elefante

Mi amigo César ha vuelto a África, como suele venir haciendo cada verano desde hace ya por lo menos cuatro. Me ha mandado unas cuantas fotos para compartir con todos vosotros

  • Nombre: César
  • Fecha: Julio y agosto de 2008
  • Lugar: Western y Northern Cape, Sudáfrica
  • Cámara: Canon Eos 350
  • Safari Organizado por: WILEXCO Safaris
image077Elan, mi antílope favorito
«Amigo Paco:

Tu ya conoces el resultado de nuestro Safari en Sudáfrica, unos increíbles días en el Kalahari y la costa del Indico en Port Alfred y alrededores. Quería una vez más felicitarte por la esplendida organización en nombre de los nueve que confiamos nuestro viaje en ti.

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Un precioso Nyala
image036Blesbok común con un buen bocado en la pata trasera

En tres de las fotos que te mando, en una de ellas se puede ver el mordisco de un león en el jamón de un Blesbok común, las otras dos son de los presuntos culpables»

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Los posibles «mordedores»

Recordar que podéis mandarme fotos de vuestros safaris o viajes inolvidables por email y las publicaré en la categoría “Tus fotos”.

Las fotos de… Merche y Rafa (II)

11Elefantes en Amboseli

Segunda entrega de las fotos de Merche y Rafa en Kenya, septiembre de 2008

13Dos jirafas reticuladas en Shaba

52León macho en Masai Mara

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Diario de safari: Kaskazini safari. Día 3

Gerenuk o antílope jirafa

8-9-08. El Parque perdido

Nos despertamos muy temprano, y tras un desayuno en el hotel de Maua al amanecer, llenamos el tanque de gasóleo y nos dirigimos, atravesando huertos y campos de miraa hacia el Parque Nacional de Meru. El Mercedes, tras la avería, iba como la seda en dos ruedas motrices. En menos de una hora estábamos en Murera Gate, donde un simpático joven ranger del KWS (Kenya Wildlife Service) nos daba la bienvenida y cumplimentábamos la entrada al Parque. Tras una charla con el ranger y ofrecernos para llevar el correo al puesto del KWS cercano a Elsa’s, nos internamos en el Parque bajo una intensa luz de la mañana.

El Parque Nacional de Meru es una joya de Kenya. Con 87.000 hectáreas (870km2) no es de los más grandes, pero tiene un paisaje rico y variado. Es un gran desconocido dentro de la red de Parques de Kenya y no está incluido en las rutas turísticas convencionales. El no aparecer en los catálogos de grandes touroperadores lo hace, ya de por si, un lugar interesante. Situado en el Norte del País, al Noreste del Monte Kenya y al Norte del Parque de Kora (separado por el río Tana), Meru es un fértil punto estratégico que recibe bastantes precipitaciones al año y tiene gran abundancia de agua. Sus diferentes biotopos son un oasis en la zona, ya que al Norte no hay más que una gigantesca extensión seca hasta la frontera con Somalia. El paisaje es bastante verde y variado, muy atractivo, y el tener regatos de agua clara cruzando su territorio hace que respire vida. El no tener un acceso cercano a Nairobi y apenas oferta hotelera, hace que Meru sea muy poco visitado. Nos encontramos entre territorio de las tribus Meru y Borana.

Kudu menor

Meru se hizo famoso por ser uno de los lugares donde George y Joy Adamson se inspiraron para su libro y rodaron más tarde la famosa película Elsa, Nacida libre. Sin embargo Meru fue muy castigado en los años 80, durante la gran sequía y el furtivismo que nació entonces. Al estar alejado y tan cerca de Somalia lo convirtió en territorio de nadie, donde los bandidos shiftas campaban a sus anchas e hicieron tremendos destrozos ante la impotencia y casi pasividad del Servicio de la Naturaleza, anterior al KWS. El Parque fue testigo en los años 80 de tremendas guerras entre furtivos y rangers, que culminó con el asesinato del malogrado conservacionista George Adamson

Los jefes de Meru

Las zonas que rodean a Meru eran antiguamente bloques de caza. Al prohibirse la caza perdieron valor y las autoridades keniananas no pueden vigilar tanto territorio, así que la fauna se vio reducida por el ganado borana y las matanzas de los shiftas. Sin embargo entre 2000 y 2005 el The International Fund for Animal Welfare (IFAW) dio un impulso de varios millones de dólares para recuperar Meru. Se valló una zona para crear un santuario de rino negro, se crearon infraestructuras y se restauraron las infraestructuras del Parque. Se introdujeron animales de otros lugares y se recuperó una de las maravillas de Kenya. Hoy en día es un Parque bien protegido y con un potencial tremendo. Será uno de los Parques fundamentales de Kenya en unos 10 años, cuando su proceso de recuperación culmine en un proceso de crecimiento y expansión.

Para mi gusto Meru lo tiene todo para disfrutar, y tuvimos un game drive delicioso durante la mañana, en la cual tan solo nos cruzamos con un vehículo. Paramos en unas bandas (cabañas) del KWS enfocadas al turismo local, y estuvimos jugando con una preciosa jirafa reticulada que tras quedar huérfana buscó cobijo aquí y está acostumbrada a la gente. «Le encanta seguir a la gente» – me dijo el cuidador del camping – y doy fe de ello.

Topo ante una amistosa jirafa reticulada

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Los leones devoradores de hombres de Tsavo – El puente de Patterson

Ese sencillo puente que se ve en la foto superior, bien podría pasar completamente desapercibido. Probablemente quien vea esta foto se fije más en el tramo del rio Tsavo, o en el gran baobab de la derecha que localiza el paisaje indudablemente en África. Sin embargo en este mismo lugar pero 110 años atrás, esta tierra se empapó de sangre en unos acontecimientos en los que la realidad ha superado con creces la ficción. Este es el puente del ferrocarril sobre el río Tsavo diseñado y construido por el Coronel  Henry Patterson, que costó la vida de aproximadamente 145 hombres que murieron devorados por una pareja de jóvenes leones, que pasaron a la Historia con el nombre de Ghost and Darkness (Fantasma y Oscuridad), los leones devoradores de hombres de Tsavo (Man-eaters of Tsavo).

Una cebra cruza sobre la vía del célebre «Tren Lunático» a excasos kilómetros del puente

110 años después, el lugar, como he indicado antes, pasa desapercibido en la inmensidad de los dos grandes Parques (Tsavo Este y Tsavo Oeste), la tierra roja del lugar, el verdor y frescor de la ribera del Tsavo y la espesa maraña de matorral espinoso y acacias bajas del paisaje, salpicado aquí y allá de baobabs. La carretera Nairobi – Mombasa pasa a excasos 300 metros del puente y el bullicio del intenso tráfico de camiones que distribuyen contenedores desde el puerto de Mombasa a todo el Este de África parece engullir este lugar mítico y legendario. Sin embargo en la magia de África es fina la tenue línea que cruza lo real de lo irreal, y en este caso más que en otro la leyenda es una cruda realidad. Cuando uno piensa que ese solitario baobab fue testigo mudo de aquella matanza y del más ancestral miedo que debieron pasar aquellos hombres, es imposible retener un escalofrío.

Ni los 110 años transcurridos, ni el asfalto ni los camiones, ni el viejo recorrido del «Tren Lunático» puede borrar las vibraciones que transmite este lugar.

La primera vez que oí hablar de la historia de los devoradores de hombres de Tsavo fue cuando era un niño. Mi padre me contó por encima la historia mientras buscaba un viejo libro en la biblioteca de casa. En la portada había una espeluznante ilustración de dos leones de demoníaca mirada y un cazador pertrechado con salacot y rifle express les miraba aterrorizado acompañado por un par de indús. No recuerdo cuantos años tendría, pero si recuerdo el terror que me provocó la historia al leer las palabras de Patterson. Años más tarde, y en el lugar de la matanza uno intenta imaginarse la escena, el campamento y ese Tsavo aún más inmenso sin carretera ni tren y absolutamente repleto de elefantes, rinos, búfalos… y uno cree escudriñar entre la hierba alta y los matorrales espinosos la silueta tenebrosa de aquellos gigantescos leones machos sin melena…Los leones de Tsavo.

Venir a este lugar y reflexionar y sentir aquella historia, es ya de por si suficiente razón para ir al Gran Tsavo, sin duda un lugar de leyenda, esencia misma de África… y esa tierra roja que le recuerda a uno que esta es tierra dura, de vida, muerte, y por supuesto sangre.

Topo Pañeda y el punte de Patterson detrás

Diario de safari: Ndovu Kubwa Safari. Día 8

Leonas en Serengeti. Tanzania. Agosto de 2007

25/8/07  En el corazón de Serengeti

Noche ruidosa! La fiesta de los del hotel se les fue de las manos y la música retumbó demasiado alta toda la noche. Lo sentí especialmente por el grupo, ya que cuando les despedí a las 4 de la mañana rumbo a su vuelo en globo no habían pegado ojo y les esperaba un día muy largo…

Les recogimos en Seronera seis horas después y según sus palabras se alegraron mucho de vernos. Les encantó la experiencia  aunque les sobraron los «yankis» con los que compartieron el globo y que se abalanzaron sobre el «Freixenet«…  Así pues volvimos a subir al Land Cruiser y nos dispusimos a explorar Seronera, el corazón del Parque Nacional de Serengeti.

Agosto es un gran momento para visitar esta zona, ya que al encontrarnos en lo más duro de la época seca, los grandes felinos y el resto de animales se concentran en esta zona, donde hay acuíferos con abundante agua. También es la zona donde se agolpan los grandes lodges de touropearadores y si se permanece en las pistas principales, hay demasiados coches y un romería de turistas. Por eso es tan importante llevar un buen guía, para que conozca bien el Parque y se esfuerce por salirse de las rutas principales. Serengeti tiene el tamaño de la provincia de Teruel, por lo tanto hay espacio más que suficiente para estar «solo» si se desea. Nosotros llevábamos al mejor, por lo tanto tomamos una pista hacia los goal kopjkes y estuvimos solos toda la mañana.

Para mi, hacer un buen safari es precisamente eso, estar completamente solos y buscar tus propios animales. Nada de avisarse por radio e ir directamente como borregos de acacia en acacia para compartir el león o el guepardo con 50 personas. Además eso va en contra del Medio Ambiente, ya que se le pone demasiada presión a los animales. Los turistas deberían de ser más consecuentes de ello y no permitirlo a sus guías, y estos tan solo buscan buenas propinas si su grupo avista los «big five«. Para mi es un lujo disfrutar de un lugar como Serengeti completamente solo. Luego dependerá de la suerte y de las habilidades del guía el poder ver más o menos animales. Aún así, cuando encuentras un animal interesante y estás solo lo disfrutas el triple.

La hierba alta de esta zona de Seronera ocultaba muchos animales. No vimos muchos, tan solo unos hartebeest, facocheros y unas hienas. Pero como siempre la precisa vista de Hagai localizó un bulto sospechoso en un termitero.  Se trataba de un imponente grupo de leonas.

Leonas en Serengeti. Tanzania. Agosto de 2007

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