Archive for the 'Safaris' Category

Diario de safari: Namelok Naretoi Safari. Día 7

Foto: Iñigo Torrens

9-4-2009: La sombra del kifaru

Nos levantamos como marqueses en Sekenani Camp. La ducha de anoche fue antológica tras todos estos días de camping. La de esta mañana soberbia. Dormir en un tented camp, además de ser comodísimo, tiene el aliciente de poder vivir y escuchar la noche africana. Entre otras cosas, numerosas hienas, un leopardo, y al amanecer he oído el rugido lejano de un león. Al salir de la tienda vi una pareja de bushbucks, preciosos.

Tras el desayuno nos fuimos de game drive. Topo se fue directamente a Losho, le apetecía caminar. Así que los cuatro restantes nos encaminamos a Mara. Victor no conoce muy bien Mara, así que para mi tenía el aliciente de ser yo quien fuera marcando el camino y el reto de conocer y orientarte por Masai Mara.

Nada más entrar en el Parque un grandísimo búfalo fue el primer buen augurio del día. Vimos muchos elefantes, una gran manada copaba toda la falda de una colina, ofreciéndonos una escena típicamente africana. En esta época no está la gran migración, sin embargo siempre se ven muchísimos animales en Mara, y cuando no está la migración hay muchos más elefantes, que se retiran del Mara cuando las praderas de llenan de ruidosos y molestos ñúes y la jauría de carroñeros y predadores que llevan consigo.

Gran leona en Masai Mara

Mi plan era dirigirnos hacia Sand River Gate, pero cerca de Keekorok paramos para presenciar una escena curiosísima y nada habitual. A unos 50m del coche y al pié de un bosquecillo, un grupo de varias elefantas con sus crías y un gran macho dormitaban al sol de la mañana. Estaban todos completamente fritos e inmóviles, y uno a uno fueron cayendo y tumbándose en el suelo para disfrutar mejor de la siesta. Hasta cinco de ellos vimos tumbados a la vez. Ver un elefante tumbarse es ya de por si un espectáculo!

Lo siguiente fue detenernos para ver un grupo de leonas. Estaban bastante cerca, tras un talud. Parecían activas pero nos fuimos porque enseguida se llenó de turistas. Efectivamente cuando dejamos Keekorok atrás y tomamos la pista hacia Sand River Gate dejamos de ver mini buses y turistas y pasamos el resto de la mañana completamente solos. Me encanta esta zona de Mara. Nunca había venido en esta época y era sorprendente verla tan verde, acostumbrado a los colores de la época seca. El sol brillaba y el paisaje resplandecía, había muchísimas cebras decorando el paisaje y  las praderas estaban llenas de flores. Finalmente vimos el río y las primeras colinas de Serengeti detrás, invitándonos pasar a Tanzania. Tomamos la rivera del río, bordeando la frontera entre Mara y Serengeti. Vimos varios reedbucks bohor, que gustan de estas zonas de rivera. Durante un rato no vimos muchos más mamíferos, salvo un grupo de elans, siempre tímidos, al otro lado del río. Un pájaro secretario, varios gansos del Nilo, avestruces y un enorme galápago amenizaron este rato, aunque el paisaje de por si ya merecía la pena. Junto a Sand River hay unas higueras gigantescas, bajo su sombra ofrecen unos sitios para acampar alucinantes. Seguimos el curso del río hasta cerca de Sala’s Camp. Recordaba haber visto dos leones gigantescos en estas mismas esplanadas. Decidimos abandonar el río y tirar hacia las praderas.

El Kifaru! Rinoceronte negro en Masai Mara

Seguir leyendo ‘Diario de safari: Namelok Naretoi Safari. Día 7’

Diario de Safari: Namelok Naretoi Safari. Día 6

Equipo de lujo en Loita Hills. De izquda a dcha: Victor de la Torre, Iñigo Torrens, Mogue Siloma, Paco León, Isabel Álvarez, Lentano Siloma y Topo Pañeda

8-4-2009 – Las puertas de Mara

Tras el desayuno tocó el farragoso y ya casi rutinario proceso de recoger el campamento, empaquetarlo todo, doblar las tiendas… La cara mala de llevar un campamento tan currado como este es precisamente eso, que cuantas más cosas traigamos más cosas hay que recoger. Menos mal que somos un buen equipo y la verdad es que con la ayuda de los masais al final no ha sido para tanto.

Tras las fotos de rigor, nos despedimos de nuestros amigos masais con muchas ganas de volver a verlos pronto. Me consta que ellos se alegran igualmente de vernos, se lo pasan muy bien con nosotros, nos tienen mucho aprecio y cambian totalmente su rutina, pero ellos nunca saben cuándo vamos a ir, simplemente aparecemos sin avisar (tampoco podemos avisarles!)…

Empaquetando y recogiendo el campamento

El camino entre Loita Hills y Mara me encanta. Lo he hecho varias veces y es una etapa de la que nunca me canso. Poco a poco las colinas se van espesando en vegetación y hay unas colinas más altas, prácticamente pequeñas montañas que separan el triángulo Serengeti, Loita y Mara. En esta zona apenas hay poblados y se ve bastante vida salvaje. Da ganas de acampar algún día por aquí. El último pasito antes de llegar al prácticamente comienzo de Masai Mara es cruzar Sand River, uno de los míticos ríos de esta zona.

Sand river nace en Loita Forest, atraviesa Loita Hills y se adentra en Masai Mara, formando la frontera con Tanzania hasta llegar al río Mara, al cual es afluente. Este río probablemente lo habréis visto en muchos documentales, ya que aunque aparentemente normalmente va con poca agua o prácticamente seco durante la época seca, de pronto puede experimentar grandes crecidas en cuestión de minutos, dependiendo de si ha llovido en las montañas. En época de lluvias es caprichoso, y puede ser dificil de cruzarlo. En sus repentinas crecidas en muchas ocasiones se lleva arrastras a algunos animales, ganado e incluso personas.

El Faru (Mercedes G) de Victor, empezando a cruzar Sand River

Seguir leyendo ‘Diario de Safari: Namelok Naretoi Safari. Día 6’

Diario de safari: Namelok Naretoi Safari. Día 5

Morani, guerrero Masai

7-4-2009 – Reencuentros y nuevos guerreros.

Desayuno no muy temprano en el campamento. Una de las grandes ventajas de haber hecho muchos safaris y de ir con gente que ya ha hecho varios safaris, es que te quitas las prisas de la primera vez. En lugar de ir corriendo para abarcarlo todo, para verlo todo y para apurar al máximo cada segundo del viaje, todo es mucho más relajado. Estás en un sitio que ya conoces, por lo tanto puedes saborearlo mucho mejor, detalle a detalle y sin el impulso del turista. Este ha sido uno de esos días relajados a priori, pero en los que disfrutas de cada momento de la esencia del lugar y de la esencia del safari.

Tras el desayuno Topo e Iñigo fueron caminando con Mogue hacia la casa de Milton, con la intención de vernos allí y subir la colina donde está el Bicon (piedra fronteriza) con Tanzania. Los demás nos quedamos holgazaneando un poco en el campamento, escribiendo, escuchando música y disfrutando del lugar. Después fuimos poco a poco en el coche de Victor con Lentano hacia el lugar acordado. En esta zona de Loita Hills hay siempre bastante fauna: impalas, gacelas de Thomson y de Grandt, cebras, muchos ñúes… El día estaba precioso, algo nublado pero no hacía mucho calor.

Estuvimos un poco en casa de Milton esperando a que llegaran los paseantes y cuando nos unimos a ellos subimos la colina. La vista desde aquí es espectacular, abarcando prácticamente todas las colinas de Loita. La última vez que había subido aquí fue en 2005, y la verdad es que aunque parezca mentira se notan muchos cambios desde entonces. El más evidente es la proliferación de shambas (huertos locales), inexistentes anteriormente y que en cambio ahora abundan en los alrededores a los poblados. Los masais no han sido nunca un pueblo agricultor, sino ganadero y nómada. Sin embargo años de sequía tan pronunciada como este, les empujan a cambiar sus costumbres y probar suerte sembrando para asegurarse la comida. Es algo comprensible, pero no por ello uno deja de tener la sensación de que un lugar puede estar amenazado. Además, en estos años se nota que la población va en aumento y hay sensiblemente un mayor número de poblados y chozas. Muchas de esas chozas empiezan a tener el techo de uralita metálica, combinando con la tradicional «caca de vaca». Hace años no se veía ni una sola con el techo así.

Foto: Iñigo Torrens

Seguir leyendo ‘Diario de safari: Namelok Naretoi Safari. Día 5’

Diario de safari: Namelok Naretoi Safari. Día 4

Llegando a Loita Hills. Foto: Iñigo Torrens

6-04-2009: Regreso a Loita Hills

Desayuno tempranito y recogida del campamento. Un día precioso, sol y buen tiempo. En un safari como el nuestro el ritual de plantar y recoger el campamento es lo más pesado del viaje. Volver a empaquetarlo todo, guardar las cosas y luego jugar al tetris con el maletero del coche hasta que todo está completamente encajado, sin que se mueva la carga, sin que le entre polvo…  Suele pasar como en los barcos: El día que mejor lo haces y más rápido funciona ya el equipo es el día que vuelves a casa y ya hasta la próxima.

Como bien dice Topo, en realidad da igual que vayas un día de camping que 10, ya que tienes que llevar prácticamente las mismas cosas: 2 mesas, 6 sillas, lámparas, bidón de parafina, el «kit» de la cocina, el menaje, lonas, neveras de viaje, baul metálico para la comida, agua potable, vegetales, colchones, tiendas, sacos de dormir, ducha, bidones para el agua de lavarse y cocinar, equipajes, material personal, repuestos para los coches, herramientas…  Recuerdo cuando era pequeño y ayudaba a mi padre al pesado proceso de cargar el coche para salir de vacaciones. Protestando por todo lo que llevábamos siempre decía: – El día que vayamos a un safari no se que vamos a hacer… !!!…  – Ahora siempre que cargamos el coche antes de un safari me acuerdo mucho de él…

El «Faru» en acción

Terminados de cargar los coches nos despedimos de Francheska y de los masais que nos habían acompañado estos días. Pusimos rumbo Este, para entrar en las míticas colinas de Loita. Hacía casi cuatro años que no venía por aquí. Loita Hills fue mi primera parada en un safari, en el año 2002, y fueron unos días totalmente inolvidables. Siempre he dicho que pese a haber conocido ya unos cuantos rincones de África, para mi Loita Hills será siempre la esencia de África, mis mejores recuerdos y mi rincón más auténtico. Hoy regresamos a Loita Hills y me sentía genial, con ganas de ver a los viejos amigos…

El camino estaba espectacular. El paisaje estaba seco pero con ganas de verdear con las últimas lluvias. Las noches anteriores habíamos visto relámpagos que podrían haber caido en esta zona o incluso en Masai Mara. Topo hizo de GPS y encontró la pista hacia Ilkerin. Al internarnos en Loita Hills  empezamos a ver gacelas thomson y grandt, alguna cebra, ñues y dik diks. Afortunadamente la pista estaba dura y no ofreció dificultades. Finalmente llegamos a Ilkerin y estaba muy animado, era día de mercado.

Cruzando Loita Hills

Seguir leyendo ‘Diario de safari: Namelok Naretoi Safari. Día 4’

Diario de safari. Namelok Naretoi Safari. Día 3

La hora del café…

5-04-2009 – En Namelok Naretoi

Ya recuperados del cansancio del día anterior, hoy nos levantamos a una hora más prudente que ayer. Aún así nos tomamos el desayuno con calma y ordenamos un poco el campamento. Isa ha pasado una noche malísima por haberse abrasado ayer con el sol y está completamente roja, hoy irá totalmente cubierta y con mucha desazón.

Tras desperezarnos nos pusimos en marcha. Esta mañana Topo había propuesto llegar hasta la casa de un viejo amigo, donde habíamos estado hace casi cuatro años con Nacho, también en el borde de Loita Forest. La ruta prácticamente transcurría por el borde del bosque y sobre el mapa a mi me parecía un poco excesiva, sobre todo si teníamos que volver andando desde allí… pero nos pusimos a andar, al igual que ayer acompañados de dos masais.

Sube que sube que sube…

Tras subir la colina nos empezamos a internar en el bosque. La perspectiva del paisaje cambió totalmente, a la sombra de árboles altísimos y oyendo muchos pájaros y colobos a nuestro alrededor. Pese a la sequía el bosque parecía rebosar vida. Tras cruzar un tramo de bosque llegamos a una preciosa meseta en lo alto de una colina, con una pradera despejada y con vista a un precioso valle que marcaba la línea del gran bosque primario. Reconocíamos aquél valle que llegaba hasta la casa de nuestro amigo. El primer vistazo cuatro años después indicaba que había aumentado bastante la población a este lado del bosque. Se veían nuevas bomas (poblados), numeroso ngombe (ganado), y sobre todo numerosas shambas (huertos). Pese a que tradicionalmente los masais no son un pueblo agricultor, cada vez van cambiando más las costumbres y aumentan sus cultivos.

Seguimos la pradera y nos encontramos a un pastor muy joven y simpático, que nos miraba curioso y divertido. No creo que se encuentre muy a menudo con grupos como el nuestro. El chico nos dijo que había un grupo de elefantes por la zona, que los había visto por la mañana temprano. Continuamos un rato subiendo y bajando colinas, siempre al borde del valle. La vista es impresionante. No vimos más fauna que el ganado masai y apenas vimos restos de animales salvajes salvo el ruido insistente de los colobos, que sin duda son muy abundantes en todo el bosque. Se dividen en familias y vimos unas cuantas.

Pastor masai

Seguir leyendo ‘Diario de safari. Namelok Naretoi Safari. Día 3’

Diario de safari: Namelok Naretoi Safari. Día 2

Pastor masai al atardecer, no lejos de Entansekera. Foto: Iñigo Torrens

4-04-2009 – En el Bosque de los Niños Perdidos

Desde el amanecer estuve remoloneando en mi tienda, durmiendo a saltos de media hora y aguzando el oído a ver si oía a mis compañeros… ninguno tenía prisa por despertarse, salvo Topo que tanto para acostarse como para levantarse tiene costumbres tempraneras. Cuando el calor empezaba a agobiar dentro de la tienda, di por finalizada mi pereza y salí. Lo primero que vi fue a Topo saludar desde lo alto de la colina, caminando hacia el campamento.

Este arranque de mañana fue perezoso, todo muy pole pole..  lavamos los platos de la noche anterior y Victor se curró unos huevos fritos que acompañamos con puntillas de jamón ibérico… impresionante!!! Todo un detalle por parte de Isa. Finalmente nos pusimos en marcha.

Higuera africana. Sirvan Isa y Victor a los lados como referencia de su enorme tamaño…

Tras ascender la gran colina de detrás del campamento, nos fuimos internando en Loita Forest. Estoy en muy baja forma, lo que me ha costado subir este primer repecho… Esta zona alberga un impresionante bosque primario repleto de elefantes y búfalos. No es fácil ver animales por lo denso del bosque, pero si vimos varias familias de los preciosos monos colobos. El bosque aún así es sobrecogedor. Tiene una gran simbología para los masais, que lo llaman «El Bosque de los Niños Perdidos«. En toda la caminata (unas 4 o 5 horas) no nos internamos demasiado, sino que fuimos bordeándolo, disfrutando de rincones preciosos y de las praderas de las colinas, que los masais aprovechan como corredores para su ganado. En esta franja del bosque aún hay demasiada presencia masai y no tanta fauna salvaje. Sin embargo, quedándote quieto y callado un rato, puedes observar una muy  abundante y variada avifauna.

Isa saludando a un bebé masai con una madre muy joven

Seguir leyendo ‘Diario de safari: Namelok Naretoi Safari. Día 2’

Diario de safari: Namelok Naretoi Safari. Día 1

Foto: Iñigo Torrens

3-4-2009 – Volando bajo, twende safari!

A menudo me pregunta la gente si no me canso de África, que si volver tiene sentido y merece la pena recorrer caminos  ya conocidos antes que enfrentarse a nuevas sendas. Cuando me dicen algo así tan solo sonrío. Da igual que sea tu primer safari a que lleves ya unas cuantas decenas a tu espalda. La emoción y cosquilleo que uno siente antes de partir es una sensación común a todos los que amamos África. Esto pensaba cuando, de nuevo, otra vez, me encontraba en el mismo patio de Nairobi, con el suelo lleno de cosas por empaquetar y el coche abierto esperando a ser cargado.

Isa y yo llegamos antes de ayer vía Bruselas, con una parada en Bujumbura (Burundi). Ayer estuvimos haciendo gestiones por la ciudad, encontrándonos con viejos amigos y pegándonos una pequeña fiesta por Nairobi la nuit…

Este safari pinta muy bien. Para empezar es una época del año en que no suelo venir (principios de abril, comienzo de época de lluvias), y en contra de lo que piensa la gente, es uno de los mejores momentos para viajar al Este de África. La tripulación es completamente de lujo, comandada por Topo, le seguíamos Isabel Álvarez (WILEXCO Safaris), Victor de la Torre (Cooperante profesional con muchos años en África a sus espaldas) , Iñigo Torrens (mi amigo de la infancia , arquitecto y residente en Mombasa) y un servidor. Los vehículos no pueden ser menos especiales. Topo lleva su «Diligencia II), Mercedes GD300 del año 86, y Victor con su «flamante» Faru, también un Mercedes G del año 91, aunque en este caso «largo». Es el primer safari del «Faru» de Victor, que sobra decir que está como un niño con zapatos nuevos.


Tras el farragoso proceso de cargar hasta los topes los dos coches (Tiendas, sacos, colchones, equipo de cocina, lámparas, sillas, mesas, menaje, comida y agua  para 7 días, cervezas, refrescos, alcohol, hielo, esteras, toldos, bidones de parafina, bidones para agua, herramientas y equipaje de cinco muzungus, entre otras cosas); nos pusimos en marcha en una preciosa mañana soleada, rumbo hacia el valle del Rift.

La primera anécdota fue al salir de Nairobi, nos paró la policia con ganas de sacarse un dinerillo.

– «Buenos días, me enseña la licencia?, tiene los triángulos de emergencia?»  – fue el saludo del guardia a Victor, que muy amablemente en swahili le fue contestando a todas las preguntas. La cara del agente se iluminó cuando vió a Iñigo sin cinturón en el asiento de atrás (el coche los tenía desmontados). Pusimos como excusa que no se podían sacar por la gran carga del coche. Tras decirnos que lo suyo sería sacar toda la carga o llevarse a Iñigo a comisaría, cortesmente Victor lo solucionó dándole de manera educada y discreta unos 200 chelines (2 euros).

Seguimos camino sin más novedad, la vista del Rift mostraba un valle mucho más verde a lo que estoy acostumbrado. Se nota que todo anda aún muy seco, pero a poco que ha llovido todo ha empezado a verdear.

La mayor sorpresa de esta etapa ha sido la carretera… por fin está casi terminada!!!! La carretera entre Nairobi y Narok ha sido siempre un desastre. Sin embargo se han puesto las pilas y solo quedan unos 10 km de demoníacos baches, polvo y tierra. Parece increíble una carretera ancha, lisa y recién asfaltada!!!! Menuda gozada. Se ha reducido el tiempo en llegar a Masai Mara en casi dos horas en total.

Comimos en Narok, en el restaurante de la gasolinera Kenol, como es ya tradición de hace muchos años.

Seguir leyendo ‘Diario de safari: Namelok Naretoi Safari. Día 1’

Diario de safari: Mashariki safari. Día 4

DSCF6405.JPGChe Shale

17-9-08. Echando de menos África

Desayunamos temprano en Che Shale. Antes de terminar de cerrar la maleta me di un relajante masaje… Nos despedimos de Justin, su playa, sus cabañas y su palmeral y tras una corta reunión en Malindi, pasamos a dar una vuelta a Watamu, una bahía espectacular a unos 20 minutos de Malindi. El camino es espectacular, bordeando el bosque santuario de Arabuko – Sokoke. Continuamos hacia Mombasa, bordeando el Índico, pasando por campos de piñas, girasoles y sisal, y viendo los últimos baobabs. Pasamos el precioso estuario de Kilifi, y almorzamos en las playas del Norte de Mombasa, que aunque son preciosas, para mi no tienen comparación con las del Sur.

DSCF6433.JPGWatamu Bay

Entramos en el bullicio de Mombasa, y tras una parada para organizar el equipaje y una ducha en la casa de Urko, Topo me dejó en el aeropuerto…

Allí nos despedimos… En la puerta de embarque, ante 3 vuelos y unas 16 horas de viaje por delante, no podía dejar de echar de menos el camino recorrido… y ya echaba de menos Kenya…

DSCF6417.JPG

Diario de safari: Mashariki safari. Día 3

DSCF6300.JPGAmanecer sobre el río Galana

16-9-08. Elefantes y acacias, cangrejos y palmeras

Noche espectacular, el brillo de la Luna iluminaba las aguas del Galana. Uno casi quería esforzarse por no dormir y escudriñar con los prismáticos las sombras de la ribera, e intentar identificar a todos esos visitantes. El sueño me podía pero dormí a saltos, levantandome de vez en cuando para echar un vistazo y escuchar los sonidos de la sabana. A eso de las 5 de la mañana, cuando ya casi se intuía los primeros rayos de sol, el indiscutible sonido de un león, de un león de Tsavo, quién sabe si descendiente de aquellos leones devoradores de hombres… otro macho le respondía. Estarían a 3 kilómetros del campamento, como mucho…

14Martín Pescador

No tardé mucho más en despertarme, salíamos muy temprano. A poco que empezó a clarear cargamos el coche con una enorme y exagerada nevera de camping y nos fuimos de nuevo al Galana Ranch con nuestro guía. El amanecer sobre el Galana era precioso, y la temperatura perfecta, apenas un poquito de fresco. Al llegar al punto donde cruzamos el río, un gran grupo de waterbucks se alejó sobresaltado. Yo quería haber tirado hacia la pista de aterrizaje, en dirección dónde apenas una hora antes había escuchado rugir a esos leones, pero al guía no le pareció muy buena idea y por desgracia no nos sobraba el tiempo, ya que habíamos quedado con Urko a comer en Malindi. Un pequeño lillac brested roller nos daba la bienvenida desde la punta de un matorral. Gerenuks, impalas, gacelas de Grandt…

DSCF6219.JPGGerenuk, antílope jirafa

El Galana Ranch fue en origen varios bloques de caza, en un lugar que es prácticamente una prolongación del Tsavo. Cuando llegó la independencia de Kenya y se prohibió la caza, los ánimos de progreso y prosperidad del gobierno, empujaron a querer convertir este Galana Ranch de aproximadamente unas 800.000 hectáreas (para que os hagáis una idea, la mayor finca de España tiene unas 14.000…) en la cabaña vacuna del país. Se intentó acabar con casi toda la fauna local, en especial grandes predadores, elefantes y búfalos para introducir miles de cabezas de ganado. No recuerdo el nº exácto pero era una barbaridad. Aún así nunca pudieron acabar con la abundante fauna. Años después el gobierno se convenció de que la idea no funcionaba (este habitat es muy seco y árido en la época seca) y el rancho fue una completa ruina. Entonces, como ha ocurrido en otros tantos lugares como el Área de Conservación de Ngorongoro en Tanzania o Save Valley en Zimbabwe, se volvió a la idea original, reducir el ganado y dar prioridad a la Conservación de la Naturaleza. Desde luego en esa barbaridad de terreno debería haber espacio para todo!

De hecho hoy en día la población de elefantes del Galana Rancha asciende aproximadamente a unos 1.335 ejemplares (según datos de 2005 del Grupo Especialista del Elefante de la UICN), lo cual es una cifra más que considerable (aproximadamente la misma que el Parque Nacional de Amboseli, aunque este es mucho menor).

DSCF6312.JPG

Avanzamos en dirección Norte, y tras atravesar el pueblo de guardas, empleados y maquinaria, nos adentramos de nuevo en una sabana cerrada, de matorral espinoso de color ceniza en contraste con el rojo del suelo. Avanzamos deprisa por una buena pista y vimos varios grupos de elefantes, muchísimos dik diks que cruzaban el carril como rayos. El paisaje entró en una cierta monotonía pero con una belleza especial acentuada por los brillos tempranos de la mañana. De vez en cuando se abría un poco el matorral y aparecía algún pozo y bebederos. En uno de ellos vimos un gran bando de gallinas de guinea.

Llegamos a una gran charca completamente seca a estas alturas del año, donde en temporada organizan tiradas de caza menor (la única modalidad permitida en Kenya). De hecho en el rato que estuvimos allí vimos pasar numerosas gangas y por las inmediaciones algunos francolines y codornices. Desayunamos allí, deseando tener más tiempo y llegar a unas colinas cercanas desde donde hacer un buen paseo y ver una buena panorámica del gigantesco Galana Ranch.

DSCF6330.JPGLos elefantes que asustaron al lechero…

Durante el camino de vuelta a Kulalu Camp, tuvimos una pequeña anécdota que resume un poco lo que es esta tierra. En mitad de la nada, en ese mar de arbustos espinosos, había un hombre haciéndonos señas. 300 metros más adelante había una bicicleta correctamente aparcada. Era un lechero. Nos dijo que había un par de enormes elefantes con malas pulgas al lado del camino y que no se atrevía a pasar. Le llevamos a su bicicleta y usamos el coche como escudo ante los dos colosos que no nos quitaban ojo. Que preciosidad el contraste de esas moles rojas (cubiertas de polvo) entre ese paisaje «en blanco y negro»… El lechero pedaleaba con fuerza y estuvimos un rato quitos, marcando al elefante y dándole una ventaja prudente al intrépido ciclista. Por supuesto no nos cruzamos con ningún turista.

DSCF6331.JPGEl lechero huyendo de los elefantes…

Dejamos con tristeza el precioso Kulalu, dejando atrás el gran Tsavo y el Galana Ranch, mirando con nostalgia la falla del Yatta Plateau y tanta sabana por explorar… Seguimos nuestro rumbo Este, hacia la costa, con destino a Malindi. Las dos horas y pico de camino fueron preciosas, cambiando ese paisaje árido por unas tierras fértiles y verdes, campos de piñas, cultivos, eucaliptus y un bosque gigantesco de cedros. Poco a poco se sentía la humedad de la costa y cuando aún teníamos los elefantes del Galana en la retina, de pronto llegamos al bullicioso caos bullanguero de Malindi, y aturdidos nos incorporamos al tráfico, a las tiendas, y a los muzungus italianos que pululaban de un lado a otro…Y finalmente el Índico, con una quietud amable y un azul acogedor…

DSCF6178.JPGTienda en Kulalu Camp

Tras comer con Urko en una terraza, Nos dirigimos al Norte, en un breve viaje en el cual volvimos a cruzar el Galana en su desembocadura… Y antes de darnos cuenta el coche avanzaba por la arena fina y bajo las palmeras que nos conducían a Che Shale. Increible pasar del polvo rojo de la sabana árida a estas enormes palmeras y a la arena blanca y fina de esta preciosa playa. Afortunadamente al ser una playa privada, está fuera del alcance de beach boys y buscavidas que no dejan de dar la lata al visitante. Una ducha meteórica en nuestra simple pero deliciosa cabaña y ya estabamos traje de baño puesto y kikoy en mano, dispuestos a remojarnos en el Índico. En la playa estaban dando una clase teórica de Kite surf, pero yo me fije más en una tumbona que parecía ser el no va más para una siesta. Tras bañarnos en el Índico y dar un paseo por el palmeral y las dunas, nos alucinó el atardecer.

DSCF6362.JPGChe Shale… se sale!

Antes de cenar estuvimos tomando una Tusker con Justin Aniere, quien además de tener origen español, se ha criado en el Galana Ranch. Justin nos dijo que tras criarse en esta sabana dura, entre Tsavo, Galana, y la costa de Malindi a Kiwayu, no quiere ni oir hablar de Masai Mara, donde hace 20 años que no va. Además es pionero en Kenya de Kite Surf, y ha fundado esta escuela, ya que además su playa reune las mejores condiciones para practicar este nuevo deporte naútico.

DSCF6403.JPGLa tumbona del sXXI

Tras una fantástica cena estuvimos un rato charlando en la playa, junto al fuego, y bajo una Luna que acababa de empezar a decrecer e iluminaba el mar y la costa, formando sombra a las palmeras en la arena… Una visión para recordar, colofón en un día en el que aunque parezca subrealista, comencé oyendo leones, pude ver elefantes, gerenuks y me bañé en el Indico en una playa paradisiaca… Esto solo puede pasar en Kenya.

DSCF6384.JPGAtardecer en Che Shale

Diario de safari: Mashariki safari. Día 2

DSCF6284.JPG

15-9-08. El país de los elefantes

Nos levantamos prácticamente al amanecer. Antes de desayunar y clandestinamente fuimos a dar un paseo por los alrededores del campamento. Esto es algo que nunca, y bajo ningún concepto debéis hacer sin estar acompañados de vuestros guías pues es realmente muy peligroso. Apenas nos alejamos unos pocos centenares de metros, pero era impresionante la cantidad de rastros de elefantes e hipopótamos que encontramos por todas partes, algunos de ellos prácticamente dentro del campamento. Es inevitable tener algún escalofrío y andar con mucha cautela por si algún  hipopótamo rezagado se encuentra aún fuera del agua o hay algún elefante tras la espesa vegetación de la ribera. Estuvimos un rato caminando por la orilla arenosa, analizando las huellas de lo que se había acercado esa noche a beber al río. Prácticamente todas eran de elefantes, en un número elevadísimo, y todas siguiendo un recorrido en U, llegando al agua y sin quedarse mucho tiempo por los alrededores volvían a emprender camino de regreso al interior de la sabana. Parecía que los elefantes no se sentían muy seguros en espacios tan abiertos.

DSCF6086.JPG
Después del desayuno salimos de game drive. Durante un buen rato Topo descansó de tantos kilómetros y estuve conduciendo yo. La mañana estaba preciosa, con sol y un cielo prácticamente despejado. Desde que salimos del campamento no paramos de ver rastro de elefante fresco por todas partes. Las huellas cruzando la carretera eran de esa misma noche y las había por todas partes, correspondiendo a pequeños grupos que iban y venían del río. Efectivamente no tardamos en ver a los primeros elefantes, que brillaban rojizos a la suave luz de la mañana. Todos los grupos siempre alerta y todos camino del interior del Parque. Alternaban los grupos de elefantes dik dik fugaces que cruzaban el camino como rayos, algún grupete de impalas, algún waterbuck o nos distraíamos observando grupos de hipopótamos tomando el sol en alguna isleta del Galana.

DSCF6106.JPG

En toda la mañana de game drive nos cruzamos con dos mini buses de turistas, que venían de Malindi. Visitar este parque es una gozada, sin turistas y con una sensación extra por lo salvaje y auténtico del paisaje y su fauna. Así estuvimos varias horas, avanzando despacio y sin dejar de asombrarnos por tanto rastro y rastro de elefantes. Un grupo aquí, otro allá, un macho por ahí, otra familia más allá… Una de las escenas más bonitas fue ver un grupo grande, unos estaban aún bebiendo en pleno cauce del río y otros fuera del agua, en la otra orilla del Galana y subidos caprichosamente a unas grajdes rocas. Dos enormes matriarcas tomaban las decisiones y cuando nos vieron bajarnos del vehículo levantaron las trompas, y al tomarnos el aire resoplaron y se dieron la vuelta, avanzando hacia la meseta de Yatta.

DSCF6160.JPG

Seguir leyendo ‘Diario de safari: Mashariki safari. Día 2’


LOGOweb

Archivos

© 2007-2016 Paco León. Las fotos y textos aquí publicados son del autor del blog salvo las especificamente citadas. Mis fotos se pueden copiar, distribuir y comunicar públicamente bajo las siguientes condiciones: Citar al autor y blog - No hacer uso Comercial - No modificar ni crear Obra Derivada. Los textos aquí publicados no se pueden copiar, distribuir o utilizar sin previo permiso del autor del blog. Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

De safari:

  • 662.005 huellas

Made on a mac