Archive for the 'Tsavo' Category

Diario de safari: Mashariki safari. Día 1

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14-9-08. Rumbo Este! Destino «un lugar de matanza»

Tras unos días en Nairobi volvemos a ponernos en marcha tras nuestro «Kaskazini Safari«, en este caso íbamos a poner rumbo Este (Mashariki) hacia la costa. En los días de descanso en Nairobi el Mercedes pasó por boxes, y aunque sigue sin diferencial y por tanto con el 4×4 inutilizable, el coche iba como una seda. Salimos bastante temprano de un Nairobi nublado y amenazante de lluvia pero completamente calmo  y desierto, muy distinto de los bulliciosos y caóticos días del resto de la semana, y no encontramos tráfico hasta llegar a las obras de la carretera de Mombasa. Hicimos una pequeña parada en Athi River, donde vimos a la hermana de Shukri. Tras la breve parada continuamos camino alegremente y con buena música.

Durante la ruta por la carretera de Mombasa, que aunque está casi peremnemente en obras y nunca terminada del todo, está por lo general bastante bien (salvo la salida/entrada a la capital keniata), uno se da cuenta de los peligros de estas carreteras, sobre todo por el enorme tráfico de camiones (Mombasa es el mayor puerto del Este de África, al que llegan diariamente cientos de contenedores que luego son repartidos por el continente). Cada pocos kilómetros se suele ver un camión que se ha salido de la carretera o ha hecho la tijera y ha esparcido su carga por todos lados. Sin embargo el camino es bonito, y antes de llegar a Mtito Andrei vimos numerosas gacelas a ambos lados de la carretera: gacelas Thomson, hartebeest y algún ñú, en tierra de nadie y completamente fuera de Parques.

En Mtito Andrei paramos a picar algo y a llenar el tanque de gasóleo (no veríamos muchas más gasolineras hasta Malindi». Continuamos camino y el paisaje se iba volviendo completamente estilo Tsavo, a la derecha de la carretera quedaba el Tsavo Oeste, a la izquierda el Tsavo Este. La siguiente parada fue en el Puente de Patersson, el lugar donde los famosos «Leones devoradores de hombre de Tsavo» mataron y se comieron a unos 140 trabajadores del ferrocarril, el llamado tren lunático. Poco más adelante estaba la puerta de Manyani, donde entramos en el Parque Nacional de Tsavo Este. Tras registrarnos (para evitar un escándaloso caso de corrupción en el Kenya Wildlife Service, hay que llevar las entradas prepagadas en una tarjeta electrónica), entramos en el Parque y nada más cruzar la barrera vimos la primera escena insólita: dos grandes marabúes se peleaban furiosamente ante la atenta mirada de otros tres congeneres. La zona ajardinada de recepción del Parque era el ring, y el combate lo seguían muy de cerca. Parecían recordarnos el significado de Tsavo en maa (lengua masai): «Lugar de matanza»

DSCF5829.JPGEl Parque Nacional de Tsavo Este, junto a su gemelo vecino de Tsavo Oeste, forman una zona de protección y conservación de la Naturaleza más grande que el Parque de Serengeti en Tanzania y prácticamente igual de grande que el célebre Parque Kruger de Sudáfrica. En total son más de 18.000 k² de inmensidad, que entre otros tesoros albergan la mayor población de elefantes de Kenya censada en aproximadamente 9.100 ejemplares (según datos de 2005 del Grupo Especialista del Elefante de la UICN); una barbaridad si tenemos en cuenta que en todo Kenya hay censados algo menos de 25.000 elefantes.

Durante finales de los 70, la zona de Tsavo contaba con una cierta superpoblación de elefantes, que se puede ver reflejada en las famosas fotos aéreas de Peter Beard; unos años de terrible sequía diezmaron la población de elefantes, muriendo decenas de miles, y lo que es peor creando un comercio ilegal de marfil (los bandidos shiftas solo tenían que ir de cadaver en cadaver y recolectar los colmillos), que desembocó en un tráfico ilegal mafioso, ya que cuando esas sequías cesaron, el mercado estaba creado y comenzó la caza furtiva para obtener el marfil. A este episodio negro de la Historia de Kenya se le llamo «la crisis del marfíl», y por desgracia estuvieron implicados numerosos altos cargos de Medio Ambiente.

Hoy en día la población de elefantes goza de buena salud y constante crecimiento. Sin embargo, al explorar el Tsavo se encuentran elefantes con peor genio que en otros Parques como Mara o Amboseli, ya que los mayores aún se acuerdan de los malos tiempos y las matanzas, y probablemente vieran a congeneres morir a manos de furtivos, por lo que siguen recelando del hombre. Si hoy en día es increible comprobar la gran densidad de elefantes que hay, ya no solo por los que se pueden ver sino por encontrar rastros de ellos en cualquier rincón al que se mire (huellas, ramas rotas, excrementos…), no logro imaginarme lo que debió ser hace 30 años!! No se debería poder dar un paso sin toparse con alguno!

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Los leones devoradores de hombres de Tsavo – El puente de Patterson

Ese sencillo puente que se ve en la foto superior, bien podría pasar completamente desapercibido. Probablemente quien vea esta foto se fije más en el tramo del rio Tsavo, o en el gran baobab de la derecha que localiza el paisaje indudablemente en África. Sin embargo en este mismo lugar pero 110 años atrás, esta tierra se empapó de sangre en unos acontecimientos en los que la realidad ha superado con creces la ficción. Este es el puente del ferrocarril sobre el río Tsavo diseñado y construido por el Coronel  Henry Patterson, que costó la vida de aproximadamente 145 hombres que murieron devorados por una pareja de jóvenes leones, que pasaron a la Historia con el nombre de Ghost and Darkness (Fantasma y Oscuridad), los leones devoradores de hombres de Tsavo (Man-eaters of Tsavo).

Una cebra cruza sobre la vía del célebre «Tren Lunático» a excasos kilómetros del puente

110 años después, el lugar, como he indicado antes, pasa desapercibido en la inmensidad de los dos grandes Parques (Tsavo Este y Tsavo Oeste), la tierra roja del lugar, el verdor y frescor de la ribera del Tsavo y la espesa maraña de matorral espinoso y acacias bajas del paisaje, salpicado aquí y allá de baobabs. La carretera Nairobi – Mombasa pasa a excasos 300 metros del puente y el bullicio del intenso tráfico de camiones que distribuyen contenedores desde el puerto de Mombasa a todo el Este de África parece engullir este lugar mítico y legendario. Sin embargo en la magia de África es fina la tenue línea que cruza lo real de lo irreal, y en este caso más que en otro la leyenda es una cruda realidad. Cuando uno piensa que ese solitario baobab fue testigo mudo de aquella matanza y del más ancestral miedo que debieron pasar aquellos hombres, es imposible retener un escalofrío.

Ni los 110 años transcurridos, ni el asfalto ni los camiones, ni el viejo recorrido del «Tren Lunático» puede borrar las vibraciones que transmite este lugar.

La primera vez que oí hablar de la historia de los devoradores de hombres de Tsavo fue cuando era un niño. Mi padre me contó por encima la historia mientras buscaba un viejo libro en la biblioteca de casa. En la portada había una espeluznante ilustración de dos leones de demoníaca mirada y un cazador pertrechado con salacot y rifle express les miraba aterrorizado acompañado por un par de indús. No recuerdo cuantos años tendría, pero si recuerdo el terror que me provocó la historia al leer las palabras de Patterson. Años más tarde, y en el lugar de la matanza uno intenta imaginarse la escena, el campamento y ese Tsavo aún más inmenso sin carretera ni tren y absolutamente repleto de elefantes, rinos, búfalos… y uno cree escudriñar entre la hierba alta y los matorrales espinosos la silueta tenebrosa de aquellos gigantescos leones machos sin melena…Los leones de Tsavo.

Venir a este lugar y reflexionar y sentir aquella historia, es ya de por si suficiente razón para ir al Gran Tsavo, sin duda un lugar de leyenda, esencia misma de África… y esa tierra roja que le recuerda a uno que esta es tierra dura, de vida, muerte, y por supuesto sangre.

Topo Pañeda y el punte de Patterson detrás

Los leones devoradores de hombres de Tsavo

De las muchas historias, mitos y leyendas sobre aquella época clásica y legendaria de los primeros safaris, probablemente sea la de los leones de Tsavo la más famosa.

No en vano, se trata de una historia que lo tiene todo: está basada en hechos reales, los «malos» son dos animales legendarios, los «buenos» son personajes de la época romántica de los safaris; la historia tiene morbo, terror y sangre, y además se ha tardado muchos años en aclarar varios aspectos para poder diferenciar lo real de lo legendario.

Parece un guión de cine, ¿no? pues si, tanto que hay dos películas basadas en estos hechos: «Bwana Devil«, de 1952 y «Los demonios de la noche» de 1996, protagonizada por Michael Douglas y Val Kilmer.

El tren lunático cerca de Mombasa

A finales del sXIX, una de las prioridades del Imperio Británico era completar la línea de ferrocarril entre Mombasa y Kampala, una de las más ambiciosas infraestructuras de la época. Para los británicos era fundamental conectar su principal puerto en el Este de África con la capital de La Perla de sus colonias. La línea atravesaba todo el masailand de Kenya, muy pocos años después de que lo hiciera Joseph Thomson, el primer explorador en completar tal gesta en 1883. A esa línea se le llamó la Uganda Railway, pero pronto fue llamada El Expreso Lunático, por los grandes problemas que tuvieron en su construcción por las tribus locales, las fieras, las enfermedades, etc.

Patterson frente a su tienda, en Tsavo

En marzo de 1898 se le encargó al ingeniero militar, Coronel John Henry Patterson, el diseño y obra de un puente sobre el río Tsavo, en lo que hoy es Parque Nacional de Tsavo Oeste, Kenya. Tsavo significa lugar de matanza, en el idioma kamba, la tribu que poblaba esta zona, en recuerdo de ancestrales batallas con los vecinos masai. Las obras se vieron pronto interrumpidas por las apariciones nocturnas de dos leones machos, que en numerosas incursiones nocturnas fueron matando y devorando a numerosos trabajadores collies (de procedencia indú), hasta aniquilar a unos ¡140!. Como es lógico el pánico se apoderó de los trabajadores, e incluso hubo muchos desertores. Patterson tuvo que enfrentarse a los leones, primero protegiendo el campamento con una empalizada de espinos (que resultó inutil) y luego con numerosas e ingeniosas trampas. Sin embargo estos dos leones demostraron tener una inusitada inteligencia y siempre se libraban por los pelos de las balas del Coronel.

Los trabajadores collies y los de las tribus locales no tardaron en crear una leyenda entorno a ellos, bautizandoles como Ghost (fantasma) y Darkness (oscuridad), basándose en la mitología local, que hablaba de dos guerreros reencarnados en demonios leones.

Patterson y uno de los devoradores de hombres de Tsavo

La caza de los leones fue una obsesión para Patterson, que finalmente tras numerosas tentativas, dio caza a uno de ellos el 9 de diciembre de 1898 y tardó otras tres semanas en lograr cazar al segundo de ellos. Ambos leones, pese a ser relativamente jovenes eran enormes, llegando a medir tres metros desde la nariz a la punta de la cola. Los leones de Tsavo son especialmente corpulentos y fuertes, entre otras cosas, por que en esta zona se alimentan básicamente de búfalos, prescindiendo de otras especies más fáciles de cazar como cebras y ñúes, no muy abundantes en Tsavo.

Los leones de Tsavo son célebres, además de sus matanzas, por no tener melena. Sobre esto se ha escrito mucho. Os recomiendo el libro de Philip Caputo, Los fantasmas de Tsavo, editado por RBA para National Geographic. En el se expone una teoría muy interesante, que trata de discernir entre dos razas diferentes de león africano (Panthera leo). Una de sabana, con gran melena negra en los adultos, y otro de origen cavernario, descendiente directamente de leones primitivos, más grandes y carentes de melena. Refuerzan esta hipótesis con algunas cuevas en las que han encontrado restos de animales cazados o carroñeados por leones, cuando esta no es una costumbre del león de sabana. Esta teoría no está aún demostrada pero a mi me parece muy interesante. Curiosamente muchos de los leones devoradores de hombres han sido leones sin melena. Esta caracteristica no solo se da en Tsavo, si no en otras zonas de África. Aún así para muchos expertos esto se debe tan solo a que habitan zonas espinosas.

Cueva de los leones de Tsavo La cueva de Tsavo en 1997

Patterson encontró la cueva de Fantasma y Oscuridad, quedando horrorizado por la cantidad de huesos humanos que había en la cavidad. Esta costumbre no es propia, como he mencionado antes, de los leones, ya que devoran sus presas y abandonan sus restos en campo abierto. Esto fue algo muy controvertido durante años y los científicos se mostraron muy escépticos. Más aún por no llegar a encontrar la cueva que Patterson fotografió (ver imagen sobre este párrafo). Finalmente esta cueva fue re-descubierta en 1997 (foto superior en color), pero lo hayado allí no ofrece conclusiones claras. Lo más seguro es que lo que Patterson encontrara en esa cueva fuesen restos de enterramientos Taita.

León de TsavoLeón de Tsavo

Pero, ¿qué llevo a dos leones machos sanos y fuertes a realizar tal matanza? Normalmente los Humanos no entramos en la dieta habitual de los leones, y es raro que ataquen a hombres a no ser que se vean amenazados o estén heridos y mermados de fuerzas y se vean obligados a ello. Para que estos dos leones decidieran darse tal festín es muy probable que en una o dos generaciones anteriores a ellos, sus abuelos y bisabuelos se acostumbraran a comer carne humana. Esto fue debido con seguridad por la afluencia de caravanas swahili que cruzaban esta zona, dejando muertos por enfermedad sin enterrar y creando una carroña fácil y hasta entonces inusual para los felinos. Además las tribus de esta zona no suelen enterrar a los muertos, sino que los abandonan en la sabana para que los carroñeros den buena cuenta de sus restos. Por lo tanto estos hechos, y que muchos de los animales de Tsavo se vieran diezmados por una peste en aquella época, fue probablemente lo que les empujó a estos devoradores de hombres a incluir carne de collie en su dieta.

Patterson dejó escritas sus aventuras y sus infortunados intentos de cacería en su obra «Man Eaters of Tsavo«. En los años veinte vendió las pieles de los dos leones al museo Field de Historia Natual de Chicago, donde aún se exhiben disecados (bastante mal por cierto, adoptando un aspecto casi grotesco, ver fotos superiores).

Puente de Patterson León macho en Tsavo

Recuerdo leer esta historia siendo muy niño, y recuerdo que se me ponía el pelo de punta al imaginarme el miedo que debían sentir los trabajadores del ferrocarril y el mismo Patterson cuando caía la noche y el silencio de la sabana escondía las incursiones de los dos leones. Años más tarde he tenido la suerte de conocer un Parque tan precioso y espectacular como es Tsavo, y no puedo evitar mirar de reojo entre la hierba, buscando la amenazadora presencia de los descendientes de Fantasma y Oscuridad. Curiosamente, nunca he tenido la suerte de ver leones las veces que he ido a Tsavo.

Más sobre los leones devoradores de hombres de Tsavo

Fotos: Museo Field, Chicago


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