Ángela recuerda, casi cinco años después, el safari que hizo con todos sus primos organizado por su tio Topo. Un safari que llevaba el sello de su abuela Elvira…
Fecha: Septiembre de 2006
Lugar: Masai Mara, Siana plains, Loita Hills, Loliondo y Naivasha
Safari organizado por: Topo Safaris
Querida abuela Elvira:
Hoy te escribo desde el mismo mes de abril en que nos dejaste, hace ya 5 años y desde entonces hasta parece que han pasado muchas cosas. El mundo no parece el mismo que en aquel momento y todos nos sobresaltamos con tsunamis que llegan desde el oriente, cambios de humor del mismo cielo que TÚ conociste, aires reciclados, bancarrotas de sueños y revoluciones que vienen vestidas con velos. O quizás, que estupidez, la inmediatez humana, nuestro tiempo marcado por segundos insignificantes, no nos permite ver más allá que unos pocos años y no nos deja comprender que en realidad todo sigue igual, que todo está sujeto a cambios y nosotros nunca queremos verlos porque le tenemos miedo a todo lo que nos ilumine con colores diferentes y nos ponga en otra piel.
En el fondo supongo que siguen existiendo volcanes que nos queman por dentro, lluvias torrenciales que todo se lo llevan, hasta los lamentos, épocas de sequía que nos arden por no tener unos labios de los que beber nuevas energías…Pero esto, estés donde estés, TÚ ya debes saberlo mejor que cualquiera de nosotros, ¿no es cierto?
También te escribo desde una luna llena que ilumina con la misma intensidad que cuando fuimos a Kenya después de tu partida. Nunca llegaste a saberlo y por eso te cuento hoy que cuando te marchaste dejaste un vacío incomprensible y unas ganas de dar continuidad a todo lo que nos enseñaste. Por eso mismo tus hijos, mis tíos, mi padre quisieron regalarnos un pedazo de ti en forma de viaje, de homenaje. Estoy segura de que estés donde estés te gustará saber que para que no se perdiera tu sentido de la familia, de la tolerancia, del disfrute de lo desconocido, tus nietos nos embarcamos en una aventura de la cual ninguno volvió siendo el mismo. Hubieras visto, abuela, como conocimos la tierra de los masáis donde desde hace tantos años teníamos noticias de uno de tus hijos. Él nos condujo por aquellas tierras lejanas, nos presentó a su familia africana enseñándonos otra realidad, otro olor, otra sensibilidad. Descubrimos como es tener animales impresionantes en su estado salvaje a la distancia de un ¡ay! Conocimos a algunas mujeres africanas, valientes, grandes y pequeñas, fuertes que a ti tanto te hubiera gustado conocer. Aprendimos que la familia es un lugar en el que podíamos estar bien, si queríamos estar, pero no todo el mundo tiene la misma suerte…
Algún tiempo después escribí este relato de nuestro viaje, que aquí te dejo por si tuvieras curiosidad, donde te cuento los detalles de aquella experiencia inolvidable y espero que te guste leerlo.
Querida abuela, me despido ya, desde el mismo mes de abril en que nos dejaste, desde la misma luna llena de nuestro viaje, desde este mundo que sigue cambiando, creciendo, devorando, reproduciéndose, llorando, amando, como siempre lo hizo, como siempre lo hará aunque TÚ o yo algún día ya no estemos presentes…